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martapol

NACIONALIZAR BANCOS

Bien sabido es que los medios de comunicación son hoy en día un cuarto poder todopoderoso que no está sujeto a prácticamente ningún tipo de regulación. Esto les permite crear opinión, difundiendo una ideología determinada que no es otra que la de los intereses a los que sirven. O de quien paga, que lo mismo es. Un simple e imparcial vistazo al tratamiento informativo que se realiza cuando el objeto de estudio es el gobierno de Venezuela bastaría para comprobar esto mismo. Pero aún es más claro cuando se contrasta dicha actitud con la que se ofrece en casos similares pero con distintos intereses en juego.

Así, si el banco nacionalizado es el Santander y el gobierno que compra es el Venezolano, estaríamos hablando de un "golpe a España por parte de Chávez". Eso es, al menos, lo que el periódico liberal Eleconomista.es interpreta tras el anuncio de Hugo Chávez (obsérvese que rara vez se trata del "Gobierno de Venezuela"). Ya otras veces me ha parecido incluso ofensivo intentar hacer creer que los intereses del señor Botín son también los míos o los de mis vecinos, cuando lo cierto es que existe una evidencia muy documentada de que no es en absoluto así. A esta prensa le parece mal que las ganancias bancarias sean públicas; prefiere que vayan a englosar las carteras de un porcentaje ínfimo de la población occidental.

Sin embargo, cuando un banco se encuentra en apuros como consecuencia de su propia ambición y un afán desmedido por obtener mayores beneficios (a repartir, por supuesto, entre unos pocos), y un gobierno sale en su rescate nacionalizándolo, entonces toca callar. Eso es lo que ocurrió cuando el gobierno del Reino Unido decidió nacionalizar el Nothern Rock hace unos meses. Apenas se habló en la prensa convencional, a pesar de ser una medida claramente anti-mercado, y menos aún de forma crítica. A todos les pareció bien que los ciudadanos pagáramos los platos que habían roto unos cuantos agentes inversores en una orgía especulativa sin relación alguna con el bienestar colectivo.

Y yo me pregunto, antes de irme, ¿qué diferencia hay entre ambos casos? ¿qué intereses están en juego? ¿y dónde situamos, en este mismo juego, a los medios de comunicación que se pretenden objetivos y científicos? ¿qué podemos esperar del resto de información que proporcionan?

1 comentario

Clemente -

Este juego del monopoly supera mi paciencia, así que seguiré la senda de Fray Luis.

Un saludo compa. Clemente